Por Constanza Fuentes
Luiz Inácio da Silva, más conocido como Lula, es electo presidente de Brasil el 27 de octubre del año 2002, pero esta elección no fue ni parecida a lo que son en otros países, ya que la historia de vida de este hombre, era completamente diferente a cualquier otra.
Su suerte y la popularidad que este hombre tuvo desde sus comienzos, fue simplemente por ser uno más del pueblo. Su historia de vida era completamente similar a cada uno de los integrantes de la clase media baja de Brasil, quien trabajó y estudió desde muy pequeño. Asimismo se manejó dentro del mundo industrial metalúrgico, siendo obrero bastantes años.
Unos años más tarde asume como dirigente del sindicato de Metalúrgicos, y este es un punto importante que no hay que dejar de mencionarlo, gracias a esto unos años más tarde Lula es nombrado presidente del mismo sindicato, dando a entender que este hombre estaba dispuesto a socorrer los llamados de los trabajadores. Gracias a este hombre y las manifestaciones, las que eran tan grandes como un paro de camioneros acá en Chile -lo que detiene al país completo- lograron en el año 1980 crear el partido de los trabajadores.
El gran punto a favor de Lula, su cercanía con la clase obrera, de la que él antes de ser Presidente fue parte. Este por supuesto es todo un ejemplo para la masa de votantes, quienes ven en él, sus vidas reflejadas. Tanta es su cercanía con el pueblo que el apodo de este presidente es muy común para los Luís en Brasil, y él lo adoptó como nombre oficial ¿Qué significa esto? Que el ciudadano ve que una persona común y corriente llegó al poder pese a las circunstancias de la vida, alguien que entiende cada uno de los problemas que tienen, porque él algún día también los tuvo.
Creo, que su buen liderazgo, independiente de ser o no ser un Presidente populista, se debe al haber crecido en la absoluta precariedad he ir adquiriendo gracias a su fuerte personalidad y a su buen manejo de la palabra, formando parte también del partido Comunista Brasileño y luchando por las libertades políticas.
Luchó mucho años de su vida contra el régimen militar de la época, lo que lo hizo ganar más y más popularidad, muchas veces el ser de izquierda le jugó una mala pasada, llegando a perder su primera candidatura en 1989, al no estar preparado, según los demás partidos, para gobernar Brasil.
En el año 2002 sale electo Presidente, gracias a una brillante idea: incorporar dentro de su gabinete a José de Alencar, quien no militaba en su partido, sin embargo era un brillante ingeniero. Este gran hecho hizo pensar a la población que este presidente tenía ideas nuevas, y que independiente al partido al que perteneciera, estaba dispuesto a incluir dentro de su gabinete a personajes brillantes que pudiesen ayudar al país a pasar la cruda situación económica.
Esto además de dar la confianza al pueblo, permitió estar de la mano con inteligentes empresarios de la zona, además de intelectuales… todos ellos listos y dispuestos a mejorar Brasil, lo que han logrado hasta la actualidad.
En mi opinión, los gobiernos populistas o casi todos apelan al pueblo; el pueblo es su defendido de las elites intelectuales, económicas, empresariales, etc, vale decir siempre están buscando un enemigo interno contra los cuales combatir, tener una bandera de lucha. Sin embargo, Lula Da Silva no ha sido así en ningún sentido, hay que aclarar que Lula sí llegó al poder en un periodo de instabilidad y poca certeza del pueblo de Brasil sumados a la inestabilidad de los escenarios globales y regionales, pero a mi entender es el pueblo que ve en esta persona el timón para poder salir de la tormenta, teniendo como factor clave el haber nacido en igualdad con relación a la gran masa.
En diferentes partes se define como populismo o gobierno populista a personas que utilizan su antipatía prolongada para conseguir el poder, rechazando de sobremanera a los partidos tradicionales, comprando al pueblo y engañándolo al resolver problemas de menor grado, dejando el futuro de un país de lado. Sin embargo, como anteriormente ya lo mencioné, el actual Presidente brasileño jamás prometió callar al pueblo con ideas innecesarias, ni rechazó de ningún modo a los demás partidos, al contrario, luchó junto a muchos de ellos para desarrollar la política y comercio exterior, lo que ayudó en gran medida al desarrollo económico actual del mencionado país. Problemas realmente importantes, que hacen de él y de su país uno de los más fuertes de América Latina.
No podemos confundir a Lula Da Silva, por ejemplo, con un gran populista, como lo es Evo Morales, que con cierta falencia de ideas hace muy poco tiempo hizo una huelga de hambre para extender su mandato, porque legalmente por la vía normal del diálogo y la fase arquitectónica y agonal no podía, ya que estaba desacreditado. Él sí es un verdadero populista, ha cerrado canales de televisión, periódicos he incluso empresas para poder llevar a cabo sus ideas, llegando incluso a cobrar impuesto tan solo a los “ricos”. Está en una constante lucha contra el resto.
Creo entonces, que de alguna forma Luiz Inácio Da Silva puede ser un populista pero en una muy menor medida, casi llegando a ser un populista sumamente recatado, que posee buenas relaciones con Estados Unidos, y que cuida bastante el posicionamiento que tiene Brasil en la región.
Considerado además a Brasil como el país más desarrollado de America Latina, lo que mantiene un excelente equilibrio entre la derecha y la izquierda, sin descuidar por supuesto a las buenas e inteligentes políticas sociales. Esto pone en duda su populismo, ya que está constantemente preocupado de los más necesitados, pero jamás descuida el futuro de Brasil.
Tal vez todo radica en su historia de vida, y lo que ella provocó en la identificación de los sectores más necesitados del país, con haber vivido la precariedad, pero haber surgido con muy poco. A mi entender, Lula no está dispuesto ni a dejar de lado el bienestar de su gente, ni el futuro de su país en torno a la industria.
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